Kingdom Hearts: The Two Dimensions (continuación INVENTADA de KH 2) Capítulo 5

Capítulo 5: El primer recuerdo La yin de Rin se pone a investigar un momento la puerta, observando los dibujos que la enmarcan… Rin (yin): Sora, acércate a la puerta con Kororo. Tenemos que conseguir acercar el Trisquel a la puerta para poder hacer que se abra con su poder. Sora se acerca a la […]

Saliendo de mi «País de las Maravillas»

«Después de los horribles acontecimientos que pasaron en mi País de las Maravillas, pensativa, mis pies me llevaron a la calle oscura a la que siempre le había tenido tanto temor a acercarme… Me paré en seco en frente de ese callejón y , sin pensármelo dos veces, me adentré en él.
Al fondo pude observar una puerta metálica, oscura y oxidada, con un pequeño pomo redondo. Observé la puerta detenidamente pues no era algo habitual en mi País de las Maravillas todo tan brillante y reluciente; y asustada, abrí la puerta poco a poco, muy lentamente… Al abrirla pude observar un lugar gris, oscuro y solitario. Era muy diferente comparado con mi País de las Maravillas, tan colorido, tan lleno de vida… (aunque en aquel momento no estuviera en sus mejores momentos…) Observé detenidamente el paisaje de al otro lado de la puerta y volví a mirar detrás mío, observando lo que estaba dejando atrás; al volver a mirar hacia el otro lado me fijé detenidamente y vi que más al fondo había alguien vistiendo una capa gris oscuro, parecía que me llamara, cómo si quisiera que entrara ahí. Sin darme cuenta, mis pies me llevaron al otro lado y cuando crucé, ZAS!, la puerta se cerró de golpe dejando caer el pomo al suelo en consecuencia del fuerte golpe. Intenté abrir la puerta con todas mis energías para intentar volver, pero era inútil, me asomé por el agujero donde antes había el pomo, sólo se veía oscuridad. Grité con todas mis fuerzas, pero nadie podía oírme. El pánico se apoderaba de mí, tenía mucho miedo…
Recordé aquella silueta que vi y que parecía llamarme y me giré rápidamente para ver si podría pedir ayuda de ella, lo que vi fue el rostro de aquella persona en frente de mí. Del susto caí al suelo, ella se agachó hacia mí, se quitó la capucha y pude observar que era idéntica a mí. Seguidamente se acercó más aún y me abrazó.
– ¿Qué… qué es este lugar?
Ella me miró fijamente y, dejando caer una lágrima, me contestó:
– Esto es la realidad, aquí estás completamente sola.
– Pero… yo tengo a mis amigos… -contesté.
– Eso creías en tu ilusión, en tu País de las Maravillas… La realidad es que cada uno se ha preocupado siempre por si mismo, nadie se preocupa por los demás… Los humanos somos egoístas por naturaleza.
– Pero… yo… yo no soy así… -dije entre lágrimas.
Ella me miró fijamente, me acarició para tranquilizarme, y con una sonrisa y entre lágrimas contestó:
– Ahora tendrás que serlo si quieres sobrevivir aquí…
Sin darme tiempo a reaccionar, me abrazó fuertemente:
– Siento que la realidad sea tan dura para ti. -dijo.- Sé fuerte.
Y dicho eso se desvaneció fundiéndose conmigo, dejando su capa en mis brazos y a mí completamente sola en aquel lugar.
Rompí a llorar, golpeando el suelo y preguntándome porque el mundo tenía que ser así, pensando en mi País de las Maravillas, en los que consideraba amigos, en que si todo había sido una mentira… Me levanté, miré hacia la puerta y cogí el pomo que estaba en el suelo, lo miré detenidamente, ese objeto me serviría para recordar lo que tendría que hacer a partir de ahora. Miré hacia el muro y vi que al lado de la puerta donde yo pasé habían más puertas idénticas a la mía, algunas aún tenían pomo y otras ya no. Después, decidí que tenía que empezar a seguir mi camino ahí y empecé a andar sin tener un rumbo fijo.
Ahora han pasado las semanas, he visto que todo aquello que me dijo «mi otro yo» era cierto, si quería o necesitaba algo tenía que conseguirlo por mí misma, nadie iba a ayudarme a cambio de nada, eso estaba claro.
En ocasiones, miro el pomo de metal y pienso en aquel tiempo que pasé en mi País de las Maravillas cuando aún no era consciente de la realidad, cuando era una niña inocente. Ahora sé que si estoy aquí es porque tengo que abrir los ojos, crecer, madurar y dejar atrás la inocencia, cómo tuvieron que hacer en su día todos aquellos que estamos aquí, y cómo lo harán aquellos niños que aún siguen inocentes y llenos de ilusiones en su País de las Maravillas…»